TELEVISIÓN

Cineastas latinos preocupados por decisión del gobierno mexicano

14 de noviembre de 2003

Para Nieto Roa una película es un producto cultural de carácter masivo, cuya razón de existir estriba en los grandes núcleos sociales que asisten a observar la vida representada en imágenes y sonido

Gustavo Nieto Roa, presidente de Centauro Comunicaciones y representante colombiano de Fipca (Federación Iberoamericana de Productores de Cine y Audivisuales), estuvo reunido esta semana en México con los productores de cine de ese país para ofrecerles apoyo en estos momentos críticos en que el gobierno mexicano propone una serie de medidas de austeridad, entre las que se encuentran la desaparición del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) y el Instituto Mexicano del Cine (Imcine). Debido a esta propuesta, Fipca escribió una carta al Presidente Vicente Fox dejándole saber cuál es su posición ante esta medida radical. La carta es firmada por Camilo Vives (Cuba), presidente de Fipca; José María Morales (España), secretario; Pablo Luis Rovito (Argentina), VP; Silvio Caiozzi (Chile), VP y Ernesto Rimoch (México), VP.La carta dice así:Sr. Presidente de los Estados Unidos MexicanosDn. Vicente Fox QuesadaSres. Legisladores del Honorable Congreso de los Estados Unidos MexicanosNos dirigimos a ustedes gravemente preocupados por la intención del Ejecutivo Federal por desincorporar, disolver, liquidar, extinguir o fusionar el Instituto Mexicano de Cinematografía, el Centro de Capacitación Cinematográfica y los Estudios Churubusco Azteca.Nuestra experiencia en el ámbito de la producción y comercialización de bienes culturales y específicamente de productos audiovisuales nos permite preanunciar que, de hacerse efectiva esta intención, desaparecerá el cine como expresión cultural y como industria cultural en los Estados Unidos de México.La creación artística, su variedad y complejidad, no puede estar regida sólo por la lógica del mercado, ya que ésta tiende a generar procesos de concentración y asimilación que limitan la diversidad cultural. La preponderancia que en los últimos años ha tomado el mercado en el ámbito de la cultura pone en riesgo el futuro de la producción y circulación de productos locales o de géneros no comerciales. En virtud de esos procesos, la producción audiovisual estadounidense domina en forma casi absoluta la exhibición de contenidos en todo el mundo, constituyendo para los Estados Unidos una de sus principales fuerzas económicas. Apoyada por el control de las redes de distribución y la creciente concentración vertical de las empresas, así como por una permanente y nunca sancionada política de dumping, las pantallas de cine y televisión nos acercan un mismo modo de vida, un modelo único y repetido, marginando y haciendo peligrar la existencia de las producciones locales, o de las que pudieran llegar de otras partes del mundo. Quienes trabajamos en la producción de bienes culturales no propugnamos el cierre de las fronteras ni buscamos limitar el acceso de producciones de otros rincones del mundo, sino que, en defensa de la diversidad cultural y de un intercambio que no fluya en un solo sentido, propiciamos el resguardo de espacios para la creación y exhibición de obras locales, como así también facilitar el acceso a obras de las latitudes más diversas. En otras palabras, aspiramos a la libertad que consiste en poder producir y exhibir lo propio y, al mismo tiempo, tener acceso a la más variada producción extranjera. Dadas las desigualdades económicas existentes y la concentración a la que asistimos, no es posible gozar de esa libertad si todo queda librado al exclusivo arbitrio de las reglas del mercado. Hoy más que nunca se requiere de políticas que actúen decididamente en defensa de la creación y la producción cultural nacional, sin olvidar por supuesto el papel de los Estados para que en el marco de los tratados comerciales multilaterales, mantengan su derecho soberano a establecer políticas de protección y fomento para su producción cultural.Sin una posición firme que resguarde la soberanía en materia cultural, no podremos soñar con fomentar y mantener vivo al cine. Y debe reconocerse a esta industria no sólo sus valores culturales, su aporte a la identidad nacional y al elevamiento del nivel educacional, sino también su enorme potencial de desarrollo económico, las fuentes de trabajo que genera, y la capacidad que tiene de exportar la imagen de un país y de una sociedad.Por lo expuesto y en el convencimiento de la importancia que la cinematografía mexicana tiene en el conjunto de las expresiones audiovisuales de habla hispana, exhortamos vehementemente a la revisión de esta medida radical y extrema propuesta por el Ejecutivo Federal y a que todas las fuerzas políticas de los Estados Unidos Mexicanos, en conjunto con las fuerzas vivas de la Nación, desarrollen programas de fomento y apoyo a lo producción y comercialización audiovisual y fortalezcan las entidades de fomento, producción y capacitación existentes.”