Aliana González | 11 de julio de 2025
Raúl Prieto
En tiempos en el que el algoritmo marca la pauta, y la inteligencia artificial junto a la big data deciden qué verán las audiencias, la factoría de contenidos Punta Fina pone el acento en aquello que hace la diferencia: “regresar al corazón de lo que verdaderamente desea experimentar la gente, guiados por una creatividad que no siempre es predecible… ni racional”.
Raúl Prieto, CEO de Punta Fina, asegura que es la única manera de producir proyectos que permanezcan en la memoria, y que logren trascender, más allá del entretenimiento fugaz.
“De otra manera, lo que hacemos es convertirnos en una industria lejana. La comunicación y la conversación con la audiencia se apaga, se opaca. Las emociones y los sentimientos, son lo único que perduran en el recuerdo”, afirmó.
Desde hace más de una década, Punta Fina se ha consolidado como una de las casas creativas más importantes de Iberoamérica, especializada en la creación y desarrollo de historias para televisión, plataformas y cine, así como en la producción ejecutiva e integración de negocios para empresas audiovisuales. Pero su verdadero diferencial no está únicamente en lo que hacen, sino en cómo lo hacen: con un método, una mirada y una filosofía profundamente humana y audaz.
Raúl Prieto lo afirma con contundencia: El guion es un puente entre el arte y la necesidad de conectar de las plataformas con sus audiencias. Esa combinación de arte (creatividad, capacidad de sorprender y de asombrarse con una historia), técnica, junto al conocimiento profundo que tienen de aquello que mueve y conmueve a la sociedad, es lo que conectará a la plataforma con sus audiencias. Mantener esta línea editorial, requiere ser audaz y no siempre tan complaciente.
“Nosotros siempre decimos que el guion es una criatura ambigua. No es solo arte, ni solo producto. Es el punto medio entre la belleza de una historia bien contada y los objetivos muy concretos del canal, la plataforma o la distribuidora”, explica Prieto.
“Un guion combina intereses. Hay marketing, hay identificación, hay deseo. Hay algo misterioso que conecta lo que escribes con lo que alguien necesita ver, sin saberlo. Por eso decimos: en la mezcla está la belleza”.
Para Punta Fina, escribir no es solo narrar. Es conectar ideas, emociones y culturas con pasión.
“Nos gusta conectar. Buscar los vínculos que existen entre la historia y la audiencia. Lo bello ocurre cuando se establecen puentes… y todo en el fondo te lleva a las mismas cuestiones: amor, felicidad, deseo, miedo, peligro, suspenso. Eso no cambia, aunque cambien los formatos”, explicó Prieto.
La estructura de Punta Fina también refleja esa vocación híbrida entre lo artístico y lo comercial. Hoy la empresa sigue operando desde tres áreas complementarias:
Premium Place, encabezada por Raúl Prieto, donde se desarrollan proyectos con vocación internacional, alto estándar de calidad y una mirada autoral refinada. Aquí el detalle es exquisito y la ambición narrativa muy alta. Es un espacioco en donde convergen grandes artistas que aportan visión, prestigio y profundidad a cada historia.
Mainstream Hub, dirigida por Rosa Clemente, el núcleo de historias con fuerza popular, alto impacto, accesibilidad emocional y potencial de conexión masiva. Series que apelan al corazón, al deseo y al drama humano con claridad. Aquí el entretenimiento es una herramienta poderosa para emocionar, acompañar y generar conversación colectiva.
Drama Lab, maniobrada por Connie Acosta, el espacio dedicado a historias de amor, melodramas modernos y nuevas voces narrativas. Es un laboratorio donde florecen proyectos frescos, cercanos, con alma popular, impulsados por creadores con vocación de emocionar. Un semillero vibrante que rescata la tradición sentimental latinoamericana y la reinventa con mirada contemporánea.
“Cultivamos las historias hasta que se convierten en proyectos relevantes”, comenta Raúl Prieto. Como si fueran seres vivientes, que hay que cuidar mientras crecen.
Punta Fina no solo escribe guiones: acompaña el viaje completo de las historias. Desde la idea hasta el pitch, del pitch a la biblia, de la biblia a los guiones y luego… al set.
“Nuestro trabajo empieza con la creación o adquisición de una historia o una idea, y sigue con un proceso de desarrollo que puede durar meses. Lo cultivamos como a una planta, hasta que esté lista para convertirse en algo importante para quien lo vea. Para que alguien diga: ‘esto me refleja, esto me habla’. Ese momento es mágico.”
Según Prieto, la escritura debe ser audaz, no siempre complaciente. Por eso su método incluye confrontación intelectual, pensamiento colectivo y revisión emocional constante.
“A veces es doloroso, sí. Porque escribir duele. Pero también es placentero. El proceso tiene sus heridas, pero el camino hay que saber disfrutarlo. Lo hacemos con un sistema muy propio, con mucha pasión, con respeto a lo humano. No creemos en fórmulas. Y sí, debemos superar con inteligencia, emoción y audacia, ese racionalismo excesivo que hoy imponen algunos algoritmos y herramientas de inteligencia artificial”.
Esta audacia, explica, existe en abrir caminos y construir puentes hacia el corazón de las personas. Y volviendo al inicio de esta entrevista, a la creatividad, para mantener y promover la capacidad de asombro de la audiencia.
“La creatividad es un proceso infinito que nos trasciende. Como creadores formamos parte de una cadena muy larga. Por eso siempre debemos buscar la emoción, el asombro, la pasión”, comentó.
Para Prieto, el objetivo es claro: contar historias que queden, que transformen, que acompañen. Historias que se disfruten y que, al mismo tiempo, eleven el espíritu humano.
“Siempre intentamos aportar nuestro arte. Buscar la mezcla perfecta entre técnica y belleza. Lo intentamos con honestidad, cada día. Queremos acercarnos a ese límite que es la excelencia. Entendernos como seres que aman y temen. Promover ideas nuevas. Buscar una voz que valga la pena”.