Perú se encuentra en un momento decisivo y transformador. No solo desde el punto de vista económico, donde ha consolidado una de las trayectorias de crecimiento más sólidas de América Latina —con un Producto Bruto Interno (PBI) que ha crecido a un promedio anual de 3,8% en las últimas siete décadas, según el INEI—, sino también como potencia cultural, creativa y logística que comienza a posicionarse como un verdadero hub estratégico en la región.

La reciente elección del restaurante Maido como el mejor del mundo en la lista The World’s 50 Best Restaurants ha vuelto a colocar a Perú en el centro de atención global, no solo como un país de rica biodiversidad, sino también como una nación que ha sabido fusionar tradición y modernidad con un sello único. Y ese espíritu de mestizaje y excelencia llega ahora a la pantalla grande con el estreno de Mistura, la esperada película que reúne a la emblemática pareja de Christian Meier y Bárbara Mori. Esta producción no solo celebra la cultura gastronómica, sino que también reafirma el potencial del país para contar historias universales con alma local.

A este momento de efervescencia se suma la construcción del Puerto de Chancay, que convertirá al Perú en la puerta de entrada del Asia-Pacífico hacia América del Sur y el Atlántico. Esta infraestructura marca un antes y un después en la geopolítica del comercio y también de la producción audiovisual, pues abre nuevas rutas logísticas y simbólicas entre Oriente y Occidente. No es casualidad que recientemente una delegación audiovisual china visitara Lima con el objetivo de explorar alianzas estratégicas y fomentar proyectos conjuntos.

La diversidad geográfica y climática del Perú ofrece ventajas únicas para la industria: con 84 de los 114 microclimas del planeta, el país permite recrear en pocos kilómetros locaciones que van desde desiertos costeros hasta selvas amazónicas, pasando por andes nevados, valles fértiles y zonas urbanas con arquitectura colonial y contemporánea.

Además, las productoras locales se han ido consolidando con fuerza, prestando servicios a grandes firmas europeas y latinoamericanas, con resultados tangibles en festivales y taquillas. De hecho, Perú es el único país del Mercosur donde las películas nacionales siguen atrayendo al público local, llegando incluso a bordear el millón de espectadores. Este dato revela no solo una sólida industria, sino también un público ávido de contenido propio y de calidad.

Mirando hacia adelante, la nueva Ley del Audiovisual —que entrará en vigencia en enero de 2026— promete ser un catalizador para la inversión extranjera. Entre sus beneficios destacan incentivos fiscales como los tax rebates, así como mecanismos de fomento para coproducciones internacionales. Todo esto se da en un contexto donde la televisión abierta también se está reinventando: cambios en las direcciones ejecutivas de canales como América Televisión y Latina TV están impulsando una renovada competencia, elevando los estándares de producción y diversificando los formatos.

El ecosistema digital tampoco se queda atrás. La explosión de canales de YouTube y creadores de contenido ha generado una dinámica de búsqueda constante de formatos 360, que integren televisión, plataformas, redes sociales y experiencias inmersivas para satisfacer audiencias más segmentadas y participativas.

Perú, con su mezcla de tradición, innovación, diversidad natural y visión estratégica, está dejando de ser solo una locación atractiva. Está emergiendo como un nuevo nodo creativo, logístico y cultural del continente. Hoy, más que nunca, producir en Perú no es solo una opción: es una oportunidad.

Por Cecilia Gómez de la Torre