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BC Hace Cine articula el desarrollo productivo del cine en Baja California

11 de julio de 2025

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Alfredo González de BC Hace Cine

La consolidación de Baja California como un núcleo productivo cinematográfico no solo responde a su tradición técnica y su potencial turístico, también a la articulación ciudadana que impulsa su desarrollo desde una perspectiva integral. Desde hace seis años, BC Hace Cine, una asociación civil liderada por cineastas locales, trabaja para fortalecer al ecosistema audiovisual del estado, estructurando políticas, generando leyes e impulsando proyectos que buscan profesionalizar al sector.


“Nosotros entendemos que la industria cinematográfica no es solo una actividad cultural, sino también una actividad económica que incide en otros sectores, como el turismo”, afirmó Alfredo González, presidente de BC Hace Cine. Desde esta óptica, el colectivo ha generado propuestas legislativas y esquemas de colaboración interinstitucional que buscan dotar de certeza jurídica a los creadores y productores de la región.


Además de impulsar políticas actuales, BC Hace Cine parte de una visión histórica sobre la producción en Baja California, donde si bien ha existido un capital técnico de primer nivel, los procesos autorales han carecido de visibilidad e infraestructura: “Baja California tiene tradición de tener técnicos especializados de primer nivel internacional; sin embargo, a la par ha habido creadores, cineastas y directores que pocas veces han sido visibilizados”, dijo.


Desde el registro de Todos los viernes son santos de Héctor Villanueva en 1995 —considerado uno de los pioneros en la región— hasta los colectivos independientes como Súper 8, Bola 8 o 5 y 10 Producciones, el Estado ha sido cuna de iniciativas con alcance nacional, aunque muchas de ellas sin un marco de sostenibilidad que las consolidara a largo plazo.


FORTALECER EL NÚCLEO PRODUCTIVO

BC Hace Cine surgió como una iniciativa ciudadana antes de formalizarse como asociación civil. Sus miembros —productores, directores, programadores y académicos— identificaron una necesidad: consolidar un marco legal que permitiera la interlocución efectiva entre el sector creativo y las instituciones.


“Decidimos constituirnos como una asociación para generar esa figura que pudiera dialogar con gobierno, con otras instancias, y uno de los proyectos prioritarios fue impulsar un anteproyecto de ley”, explicó.


Ese anteproyecto busca actualizar y dotar de contenido operativo a la Ley de la Industria Cinematográfica y Audiovisual del Estado, una de las primeras en su tipo en México, pero que durante años fue, según sus palabras, “un documento muerto”. El nuevo texto fue elaborado con participación de creadores, académicos y funcionarios, y está próximo a presentarse ante el Congreso local como una iniciativa ciudadana.


UNA LEY QUE RESPONDA AL TERRITORIO

Uno de los ejes centrales del anteproyecto es el reconocimiento de todas las actividades de la cadena de valor audiovisual, desde festivales hasta distribución. La propuesta establece una división funcional: la Secretaría de Cultura atendería a personas físicas (creadores y audiencias), mientras que la Secretaría de Economía impulsaría a las empresas (productoras y prestadores de servicios).


“Cultura debe fomentar todas las actividades que realizan personas físicas, y Economía debe atender e impulsar las actividades económicas de las empresas, ya sean personas morales o físicas con actividad empresarial”, detalló. Además, el documento incorpora el concepto de economía de cine, entendido como todas aquellas actividades económicas necesarias para producir una película.


El modelo de Baja California busca también que los incentivos dejen de ser exclusivamente sectoriales y se aborden desde una lógica regional: “Hay estímulos que están diseñados desde el centro del país. Lo que se necesita es que evolucionen y se doten de características regionales, como ya sucede en otros sectores”, señala.


UN ECOSISTEMA EN CRECIMIENTO

A diferencia de generaciones anteriores que migraban por falta de oportunidades, la actual comunidad de cineastas en Baja California ha optado por consolidarse localmente. La existencia de licenciaturas en cine, festivales, colectivos, asociaciones y producciones ganadoras de estímulos como Focine hace evidente el crecimiento del ecosistema.


“Tenemos una forma de producción híbrida y creativa. Y ya existen casos concretos: egresados de universidades locales que han hecho películas como Soy lo que nunca fui, que ganó en Guanajuato, o el CUT que obtuvo Focine y produjo una ópera prima con un crew menor de 27 años”, añadió.


El objetivo, asegura, es conectar a Baja California con otras líneas de mercado nacional e internacional: “Desde videohomes hasta producciones de alto impacto, ya hay un nivel de producción real. Ahora el reto es fortalecer los vínculos, consolidar la estructura legal y abrir más espacios para la coproducción”.


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