En medio de las restricciones económicas y políticas que impiden adquirir formatos internacionales, el canal boliviano Red Uno estrenó y consolidó el formato original La gran batalla que combina famosos, academias de baile y lipsync en vivo, con gran respuesta del público y miras a la exportación.

En un contexto adverso para la industria audiovisual boliviana —marcado por la falta de divisas, altas comisiones para pagos al exterior y ausencia de mediciones oficiales de rating—, Red Uno decidió asumir el reto de crear su propio reality. Así nació La gran batalla, un concurso entre celebridades y academias de baile que, según la jefa de Programación y Adquisiciones, Liliana Castillo, es fruto de la capacidad creativa de sus productores, “porque este año era imposible hacer un acuerdo que implicara un pago fuera”. Hoy la programación del canal es 95% nacional.

Marini Pérez

El formato, desarrollado internamente, enfrenta a 20 famosos incorporados a 20 academias de todo el país en competencias semanales de lipsync y puestas en escena temáticas, evaluadas por un jurado de cuatro expertos. La producción corre a cargo de Marini Pérez, jefa de Producción Nacional de Red Uno, y Rosario Sandoval, productora general, quienes coinciden en que el mayor desafío fue hacerlo en vivo: “Nos pusimos la vara altísima. Queríamos llevarle a la gente todas las noches un show diferente… y lo logramos con un elenco en vivo de 180 personas”.

Cada equipo recibe un reto semanal que puede ir desde recrear un videoclip hasta personificar artistas de décadas específicas o temáticas como Disney. “Hemos tenido temáticas divertidas donde hombres famosos representaron a artistas mujeres, desde el respeto y sin caer en parodias”, detalla Sandoval, destacada productora de otros realities como Factor X.

Rosario Sandoval

El impacto ha sido notable: el final de la primera temporada congregó a 3.000 personas en un coliseo con entrada gratuita y alcanzó cerca de 300.000 votos únicos en redes sociales para elegir al ganador. “Hemos traspasado fronteras, con presentaciones que incluso fueron replicadas en medios mexicanos”, afirma Castillo. Se han apoyado en TikTok, una plataforma que también ha hecho del lipsync su propia narrativa.

Además del éxito en audiencia digital y presencial, La gran batalla ha supuesto una plataforma para visibilizar a academias de baile que antes no tenían acceso a grandes escenarios. El premio de 100.000 bolivianos se reparte en un 70% para la academia y un 30% para el famoso, incentivando la participación y profesionalización.

Con la segunda temporada ya en marcha, Red Uno también trabaja en la biblia del programa para explorar su venta internacional. “Cuando vimos el potencial y el interés desde otros países, decidimos dejar todo documentado para poder ofrecerlo como formato”, comenta Castillo.

En palabras de Sandoval, el proyecto confirma que el reality, lejos de agotarse, sigue siendo un pilar de la televisión abierta: “La gente quiere ver talento, historias y competencia real en vivo. Y La gran batalla ha logrado eso, con un contenido menos tóxico y más enfocado en el espectáculo”.