MERCADEO

Queremos ayudar a los bancos a ofrecer tarjetas más ecológicas: Ajay Bhalla de Mastercard

22 de julio de 2020

Manuela Walfenzao

Ajay Bhalla de Mastercard

Mastercard está trabajando con agentes claves de la industria global para desarrollar un programa de tarjetas sostenibles para todos los emisores de tarjetas a nivel mundial. El nuevo directorio de materiales sostenibles y proveedores de productos de tarjetas tiene como objetivo hacer que la alternativa sostenible sea la opción preferida por las instituciones financieras de todo el mundo y a la vez potenciar la innovación.

“Nuestro objetivo es simple: queremos ayudar a los bancos a ofrecer tarjetas más ecológicas a sus clientes y estamos tomando medidas concretas para lograr ese cambio. De esta manera, todo el mundo se beneficia: es mejor para el medio ambiente, es mejor para el negocio y también se satisfacen las necesidades cambiantes de los consumidores” afirmó Ajay Bhalla, presidente de Inteligencia y Soluciones Cibernéticas de Mastercard. “Estamos emocionados por ver nuestros esfuerzos cobrando fuerza en tantas partes del mundo y esperamos que más organizaciones se unan a nosotros, ya que colectivamente usamos nuestro poder para bien para enfrentar estos urgentes desafíos ambientales”.

Hoy ya se encuentran disponibles ofertas de tarjetas sostenibles de Mastercard para los consumidores de más de una docena de países en todo el mundo. Más de 60 instituciones financieras han emitido tarjetas con materiales aprobados hechas de plásticos reciclables, de origen biológico y marino, libres de cloro y de naturaleza degradable. Estas instituciones incluyen Crédit Agricole y Mauritius Commercial Bank, así como Santander, que emitirá tarjetas en breve.

Esta iniciativa marca un nuevo hito en un esfuerzo de varios años que conducirá al lanzamiento del esquema de certificación global de Mastercard para tarjetas sostenibles aprobadas. Seis mil millones de tarjetas de pago se producen cada año, típicamente de PVC, y estas tarjetas se reemplazan cada tres o cuatro años en promedio, con las tarjetas desechadas yendo a parar a rellenos sanitarios en todo el mundo.