Mujer de la semana

Ana Piñeres Mujer

Un dolor inmenso ha causado en la industria audiovisual latina el repentino fallecimiento de la productora Ana Piñeres, reconocida en el medio por su labor en CMO (empresa que fundó con Clara María Ochoa), su lucha gremial en organizaciones como Asocinde o Egeda, y también su constante trabajo por la igualdad y la inclusión.

Fue una muerte muy sorpresiva. Ana, con su vitalidad de siempre, hace poco más de un mes, junto al equipo de CMO, comenzó a rodar la película El rey de la montaña. En PRODU contó la emoción del proyecto y de volver a hacer cine, una de sus pasiones.

Según sus allegados, por esos mismos días, estuvo en el médico por una dolencia no especificada. Le hicieron exámenes que reflejaron que padecía un cáncer, al parecer, en estado avanzado. No es clara aún la evolución de la enfermedad, pero la productora, rodeada de su familia, finalmente falleció y dejó una huella significativa en la industria audiovisual de su país y de Latinoamérica.

Ana Piñeres nació en 1974 en Ocaña, un pueblo ubicado en el departamento de Santander, en el noroccidente de Colombia. En esa región, las mujeres tienen fama de ser de carácter fuerte y hablar duro. Aunque tenía muy claras sus convicciones y luchaba con pasión por sus proyectos, Ana no se ajustaba tanto a las características de sus coterráneas. Por el contrario, sus amigos y colegas destacan que siempre tenía una sonrisa para ofrecer.

Curiosamente, se describía a sí misma como una mujer más auditiva que visual. Su abuelo José Manuel Angarita, tenía en Ocaña la emisora Ecos de Ocaña y vendía los discos y los repuestos de las rockolas en su almacén. En ese lugar, entre decenas de acetatos, conoció todo tipo de música y forjó sus conocimientos en ese ámbito, al punto de que fue DJ.

En los medios comenzó su carrera en emisoras como realizadora y locutora, y posteriormente fue columnista de música durante cinco años de la revista Diners bajo el seudónimo Ana Vitrola, que mantenía en sus redes sociales.

CONTADORA DE HISTORIAS
Más adelante llegó al cine, motivada al caer en cuenta que era el arte más completo porque es donde se mezclan todas las demás, como las letras y la música. Del cine, después de fundar CMO junto a Clara María Ochoa, saltaron a la televisión. En Colombia fueron pioneras en llevar las técnicas y calidad cinematográfica a la TV. Tiene lógica que varias de las producciones de la pantalla chica hechas por CMO giraran alrededor de la música, como La Ronca de oro, Tarde lo conocí, Bazurto, Amar y vivir, entre otras.

Desde sus inicios, estuvo comprometida con la creación de contenidos de calidad. Historias que entretuvieran, pero que también dejaran algo, que reflexionaran sobre temas importantes para la sociedad como por ejemplo la diversidad cultural, la igualdad de género o las injusticias sociales, como lo reflejaron las series La niña, Correo de inocentes, Regreso a la guaca o el éxito mundial Pálpito. Todas también tenían en común que eran historias muy colombianas, pero con ingredientes universales. Para sintetizar este concepto encontró la palabra ‘glocalidad’, término que le gustaba promocionar entre sus compañeros.

Amante de la buena mesa y el vino, le encantaba almorzar o cenar con sus amigos. En medio de esas charlas informales, fue que se gestaron varias de las historias que llegaron a la pantalla, como por ejemplo La venganza de Analía, éxito en Colombia a través de Caracol TV, y en el mundo en la pantalla de Netflix. Así lo recordó en un #PRODUprimetime de 2020 que se realizó para celebrar los 20 años de existencia de CMO.

En síntesis, la trayectoria de Ana Piñeres es una muestra del compromiso y la dedicación que se necesita para triunfar en la industria audiovisual. Su trabajo fue fundamental para el fortalecimiento de la industria en Colombia y sus proyectos que promueven la diversidad cultural son un ejemplo para todos los productores y cineastas que buscan crear contenidos más inclusivos y representativos.

Ver primera noticia de Ana Piñeres en PRODU (20 de noviembre de 2013)