Juan Andrés Bello, documentalista, productor e investigador de Triana Media
A través de su proyecto documental The Telenovela Archives (Los archivos de telenovela), Juan Andrés Bello, documentalista, productor e investigador venezolano-canadiense de Triana Media, concluye que nadie puede atribuirse la invención de la telenovela o que fue el pionero y que los demás vinieron después. “Fue desde el primer momento un fenómeno regional. Es un fenómeno donde cada quien hizo su aporte. Es un gran ejemplo de colaboración”, expresó Bello en PRODUprimetime con Ríchard Izarra.
Agregó que es interesante entender que con toda la fuerza que tuvo, “es solo uno de muchos formatos que existieron al inicio y que existen ahora. Antes de que se comenzaran a hacer telenovelas, se hicieron muchos otros tipos de seriados, y eso lo vemos ahora, de que ya no se hacen tantas telenovelas, sino que se hacen más series. Es como volver a los inicios. Muchos de los programas más exitosos de los primeros tiempos de producción de ficción en América Latina fueron, por ejemplo, series de detectives o programas de misterio, no necesariamente series dramáticas o series románticas”.
Bello mencionó que este proyecto de investigación fue financiado por el Canadá Council for the Art (El Consejo de las Artes del Canadá), que es un organismo que promueve este tipo de proyectos de investigación y creación. “Han estado trabajando en esto en los últimos cinco años, haciendo viajes, por ejemplo a México para trabajar en archivos de Ciudad de México, en Miami donde existe la Cuban Heritage Collection en la Universidad de Miami, que es la colección más grande sobre Cuba fuera de Cuba y en la que Cuban Heritage Collection va a ser la anfitriona de la primera entrega de esta exposición itinerante. A partir de finales de agosto de este año, en su sede en la Universidad de Miami, van a presentar la primera tanda de resultados de este proceso. Es una exposición que va a estar enfocada en la historia de las series de ficción en Cuba antes y después de la Revolución”, señaló.
Bello relata que la TV comenzó en simultáneo en el año 50: Cuba, México, Brasil, pero surge también en Argentina, Venezuela, Colombia.
“Y lo que tiene en común en la historia de esos años es que había mucha interacción entre los países. Tú te encuentras, por ejemplo, que la primera telenovela que se hace en Brasil es una adaptación de una obra escrita por un autor argentino. O te encuentras con que en Venezuela o en México las primeras historias las escribieron españoles que estaban en el exilio en estos países. Eso creo que es parte de lo que hace a la industria de la TV en América Latina tan fuerte desde el primer momento, que hubo intercambio de ideas y hubo intercambio de talento. Y eso no solo empieza con la TV, sino que había comenzado con la radio y con el cine, décadas antes del inicio de la TV”, apuntó Bello.
Recordó que en los años 40, la radionovela El derecho de nacer fue un fenómeno de audiencia. “Una radionovela escrita por un cubano que sale al aire en el año 48 y el capítulo final se transmite en el 49. Inmediatamente empiezan a aparecer versiones. Hay una versión en México y una versión en Venezuela. Se traduce al portugués y hay una versión en Brasil e inmediatamente se enteran de él como del potencial de audiencia de esa historia. Y empiezan productores y estaciones en otros países de América Latina a crear su propia versión”, cita.
Para Bello habría que crear un Salón de la Fama de la Industria de TV. Consultado sobre cuáles serían los primeros nombres para rendirles homenaje, Bello comenta que habría que citar primero que nada a Félix B. Caignet, el autor de El derecho de nacer; a Caridad Bravo Adams, “que es la gran autora de muchas de las historias que definieron la telenovela como formato, como género. Ella es la autora de Corazón salvaje, entre muchas historias de gran impacto. También nombrar a Alberto Migré y Celia Alcántara de Argentina, de Venezuela a José Ignacio Cabrujas, a Salvador Garmendia, Julio César Mármol, los autores de un momento muy importante en la TV latinoamericana, que fue la telenovela cultural que cambió para siempre la historia del género”.
Mencionó también a actores españoles como Amparo Rivelles, que hizo carrera en México como protagonista de novelas; Enrique Lizalde en México, “el primer Juan del Diablo en la pantalla chica. Hay que nombrar la contribución de Colombia con historias como Café con aroma de mujer y Yo soy Betty, la fea. Hay que nombrar a Los ricos también lloran y a La esclava Isaura; a autores brasileros como Benedito Ruy Barbosa y Gilberto Braga, por nombrar algunos. Hay países donde tal vez no hubo una producción de novelas continua durante décadas, pero que hicieron aportes importantes, como el caso de Puerto Rico, por ejemplo, donde se hicieron también algunos buenos trabajos, de donde salieron también grandes actores. Hay que nombrar el aporte de la telenovela hecha en Miami, de la telenovela producida pensando en el público de habla hispana. Ahí la lista es interminable. Esos son algunos nombres que creo que deberíamos incluir”, apuntó.
Bello mencionó que hay algo que no ha sido muy explorado y es el rol que tuvieron las agencias de publicidad en los primeros años de la TV. “En los primeros años de la TV en América Latina, no es como lo conocimos luego que los ejecutivos del canal decidían las historias que se producían y se hacían. Las agencias de publicidad tenían sus espacios y ellas traían sus historias y decidían cuáles eran las que se iban a programar. Eso es algo que tuvo mucha fuerza en los primeros años y que tal vez ahora nos resulta un poco distante, un poco lejano. Creo que el rol de los ejecutivos de las agencias de publicidad en los primeros años fue fundamental”, resaltó.
También hizo referencia a los dueños de las televisoras. “El dueño de la TV es es el dueño de la estación y al mismo tiempo el que toma las decisiones con respecto a la programación. Allí hay nombres como Azcárraga en México, como Mestre en Cuba y luego pasa Argentina, Mariño con Globo en Brasil a partir del 65. Son nombres fundamentales para la historia de la TV, como negocio, como industria, pero también desde el punto de vista de la decisión en cuanto a contenidos”, dijo.
Citó que cuando comienza Globo en el año 65, Marinho contrata a Glória Magadan, que era una ejecutiva de la Colgate Palmolive, que hasta ese momento era la supervisora de Telenovelas para TV Tupi, que era el canal más importante de Brasil en ese momento. “Magadan fue la persona que estuvo detrás de los primeros éxitos dramáticos de esa televisora desde su posición como una ejecutiva de una agencia de publicidad. Luego cuando Mariño sale con el proyecto de Globo en el año 65 la contrata para que sea su primera directora de Telenovelas. La primera directora de Telenovelas de Globo es una cubana en el exilio, que es quien sienta las bases para lo que vino después. Luego sale de Globo y el control creativo lo asumen escritores brasileros. Creo que allí el nombre de Glória Magadan es importante en función de lo que se hizo y lo que luego ellos decidieron que no iban a seguir haciendo. Es otra historia, pero es muy interesante”, comentó.
Cuando Bello fue consultado de dónde surgió la idea del proyecto documental para The Telenovelas Archives, indicó que empezó muy joven trabajando en Radio Caracas Televisión en Venezuela, durante la época donde se produjeron dos historias con mucha relevancia: Una fue Por estas calles “que tuvo un impacto histórico y político tremendo” y la segunda fue Kassandra, “es una de las telenovelas más vistas en la historia de la TV mundial, una de las series más vistas. Está en el Libro Guinness de los Récords”, dijo.
Agrega que desde entonces entendió el impacto y la fuerza de ese formato. “Y luego a través de mi carrera como documentalista, con materiales históricos, con gestión de derechos, con temas de copyright. Con este proyecto de la historia de la novela, como que al final se juntan todas esas cosas que he explotado a lo largo de mi carrera: como programador en el área de Adquisiciones, como documentalista, como investigador, dando clases. Es un proyecto que, probablemente en este momento de mi carrera, resume como muchos elementos de los cuales puedo hablar con propiedad”, destaca.
Bello dijo que escogió el período de investigación de la telenovela de esos años iniciales porque sucedieron varias cosas, entre ellas la revolución cubana, “que tuvieron como un gran impacto en la historia de la TV en la región. Con la revolución cubana hay mucha gente que sale de la isla y eso incluyó ejecutivos, productores, escritores, artistas, técnicos, toda esa gente se va a otros países de América Latina donde son recibidos con los brazos abiertos y empiezan a trabajar en canales de TV. Esa diáspora se convierte en una diáspora de conocimiento, de talento, y tiene un impacto en lo que se va a producir en los años siguientes. El proyecto explora un poco ese proceso, cómo se da esa historia y la idea es poder presentarlo en términos visuales”, indicó.
Mencionó que aunque la diáspora cubana fue clave, no es la única corriente. “Así como se hicieron muchas cosas en Cuba desde el principio también fue igual en Brasil, en Argentina, en Venezuela, en México, o sea, cada país es responsable de su aporte. Quizás lo que hace la diferencia en el caso de Cuba es la migración forzada de mucha gente que se vio en la necesidad de probar suerte fuera de su país de origen. La revolución cubana probablemente marcó un antes y un después en la industria de la TV en América Latina”, refirió y de esa época destacó nombres como el de Delia Fiallo, “una persona que un día tuvo que armar maletas y salir de prisa con su familia, sin saber qué iba a pasar y esperando que alguien le diera una oportunidad. Afortunadamente se la dieron en el año 67 con Cuscó en Venevisión, en Venezuela, quien le da la oportunidad de escribir una primera historia que se llamó Lucecita, una adaptación de una telenovela que ya había escrito en Cuba llamada El ángel malvado. Esta primera versión que hace en Venezuela de Lucecita se convierte en un gran éxito de audiencia, que le proporcionó un contrato para seguir escribiendo telenovelas para Venevisión, que hizo durante durante muchos años”, dijo.
Bello también hizo mención al papel de los venezolanos en la distribución internacional de las telenovelas, siendo Esmeralda de Delia Fiallo, la que “marca un antes y un después en la industria de la distribución de contenidos en América Latina, porque es una de esas primeras telenovelas que se distribuye el producto ya terminado y empieza a circular por toda América Latina. Antes de Esmeralda, las telenovelas no se grababan y se vendían o se distribuían, sino que lo que se distribuía era el libreto. Esto es, si la novela le iba bien, vendían el libreto y se versionada en otro país, con otro elenco, otra producción, pero con Esmeralda empieza el circuito de distribución de programas y es algo también muy importante en la historia América Latina, porque es como la primera vez donde por ejemplo Esmeralda fue exitosísima en México, que el público mexicano haya abrazado y recibido una historia donde los protagonistas estaban hablando con acento venezolano, es algo muy interesante, aunque esta gente suena distinta, las emociones que están allí nos conectan a todos. Este es uno de los grandes atributos de la telenovela: el haber acortado distancias y habernos acostumbrado a que hay gente que habla distinto, pero que siente parecido a nosotros”, enfatizó.
Para finalizar Bello destacó que telenovelas como Los ricos también lloran y La esclava Isaura “ahora son productos culturales de América Latina que están a la misma par de Cien años de soledad o de cualquier historia del calibre de Doña Bárbara de Rómulo Gallegos o del Martín Fierro”.
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