
Carlos Hernández, productor y fundador de Mandarina Cine
En el marco del Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF), Carlos Hernández, productor y fundador de Mandarina Cine, compartió su visión sobre el estado actual de la industria cinematográfica mexicana. Durante su participación en el laboratorio Incubadora del festival, habló sobre la evolución de los contenidos, la importancia de las políticas públicas, el papel de las plataformas y los retos de descentralizar el cine nacional.
Hernández, cuya relación con el GIFF comenzó desde su etapa como estudiante cuando asistía al entonces llamado Expresión en Corto, ha sido parte del evento en distintas etapas de su carrera. Actualmente participa como productor en el laboratorio de desarrollo de proyectos: “No vengo a enseñar nada. Vengo a intercambiar ideas a partir de la experiencia que tengo y tratar de ayudar a encaminar proyectos para que se realicen”, afirmó.
Respecto a los contenidos que observa en el festival, señaló que existe una tendencia hacia temas personales e íntimos, en contraste con otras épocas más enfocadas en lo social o político: “Me parece interesante cómo ahora los proyectos van hacia el interior de las personas. También me llama mucho la atención cómo cada vez hay más participantes de distintas partes de la República”, dijo.
El productor subrayó la importancia de abrir el espectro del cine mexicano más allá del cine comercial o el cine de autor extremo. Puso como ejemplo la película Corina, que presentó en la edición pasada del GIFF: “Es una feelgood movie con una historia original y una visión desde Guadalajara. Hay muchas películas así en nuestro cine, pero a veces se obvian por enfocarnos en los extremos del espectro”.

Película Corina de Mandarina Cine
Desde su trinchera como productor y distribuidor, Hernández recalcó que aún hay mucho por hacer para recuperar terreno tras la pandemia, especialmente en cuanto a audiencia: “Tenemos que ver cómo encontramos las políticas públicas que motiven a la gente a regresar a las salas de cine”, afirmó.
Indicó que es necesario fortalecer los fondos federales y, al mismo tiempo, fomentar las coproducciones internacionales: “Hay que abrirnos más al mundo. A veces estamos un poco aislados, y es momento de ver hacia afuera y sumar cooperaciones”.
Sobre los incentivos locales, como el que opera en Jalisco, los calificó como herramientas clave para fomentar la producción regional: “Lo que ha demostrado el incentivo de Jalisco es que es un gran propulsor para la cinematografía de los estados. Incentiva la industria local, genera empleo y profesionaliza a nuevos cineastas”.
Hernández también destacó que estos apoyos pueden ser una vía efectiva para descentralizar el cine: “No solo hay que esperar a que la Federación lo haga. Los estados también deben crear mecanismos que apoyen a sus propios cineastas”.
En cuanto al papel de las plataformas de streaming, señaló que si bien son un actor importante, no deberían ser el principal medio de producción: “Sería un error pensar que tenemos que depender únicamente de ellas. Las plataformas tardan en llegar a ciertas voces. Hay que encontrarlas desde nuestras trincheras”, apuntó.

Película Sugar Island de Mandarina Cine en GIFF
Además, insistió en no perder de vista la experiencia cinematográfica colectiva: “Es una defensa de la oscuridad que es el cine, contra la pantalla luminosa de los celulares o el iPad. Nada es igual a esa experiencia de compartir colectivamente en una sala”.
Mandarina Cine cumple 10 años en 2025 y continúa con múltiples proyectos en desarrollo. Este año, la productora fue galardonada con el premio a Mejor Ópera Prima en la Berlinale por El diablo fuma. También presentó en Guadalajara El imperio de los conejos, una coproducción México-Turquía que recibió el premio a Mejor Fotografía en Estonia.
En Guanajuato, estrenaron Sugar Island, una película de República Dominicana que distribuirán en México a finales del año. Además, Hernández adelantó que están finalizando dos películas que esperan estrenar en el primer semestre de 2025.