Daniel Burman de Oficina Burman (The Mediapro Studio): “En Cometierra supimos integrar la poderosa voz de Dolores Reyes”

El mercado Iberseries & Platino Industria sirvió de marco para la presentación de Cometierra, la nueva serie de ficción que promete ser una de las grandes apuestas de Prime Video para lo que resta del año, producida por Oficina Burman, Cimarron (compañías de The Medipro Studio) y Exile Content Studio.

El creador de la serie es Daniel Burman, que además es codirector de los episodios junto a Cris Gris y Martín Hodara, y cuenta con un equipo de guionistas liderado por Mónica Herrera, del que también han formado parte la novelista Brenda Navarro, Camila Brugés, Gabriela Guraieb, Juan Carballo, Clara Roquet y el propio Burman. La serie está inspirada en la aclamada novela de la escritora argentina Dolores Reyes y llegará a la plataforma de Prime Video el 31 de octubre.

Cometierra es un drama de ficción sobrenatural que sigue a Aylín, interpretada por Lilith Curiel, una joven del conurbano de la Ciudad de México que desarrolla la capacidad de comunicarse con la tierra. Este don la obliga a enfrentarse a su propio pasado mientras resuelve crímenes, sumergiéndose en una dolorosa, pero poderosa, historia de supervivencia. El elenco principal incluye a Max Peña, Iván Martínez, Roberto Aguilar, Gerardo Taracena y Harold Torres, con la colaboración especial de figuras como Yalitza Aparicio, Juan Daniel García Treviño y Rubén Albarrán.

DESAFÍOS 

Daniel Burman confesó que la novela de Dolores Reyes lo conmovió profundamente desde la primera lectura. El desafío no era solo adaptar una historia, sino honrar a un personaje único que aborda un tema tan complejo y doloroso como la violencia y el femicidio.

“La conmoción que me creó fue tremenda. El libro tiene una potencia muy grande y la voz de Dolores está presente mucho más allá de sus palabras”, señaló Burman.

El creador destacó que la obra va mucho más allá de la simplificación que la prensa o las redes sociales hacen de las tragedias. “Desde que empecé a trabajar en narrativa y dramaturgia siempre traté de evitar condenar a los personajes y sus dramas lo que no quiere decir simplificarlo o minimizarlos y cuando encontré en la novela de Dolores una temática tan compleja y paralizante para el lector, que habla de la supervivencia, el cotidiano estado de latencia, de la búsqueda”, dijo Burman. Adicionalmente, agregó que el tema de la orfandad y la búsqueda de justicia, “tratada con tanta crudeza y humanidad en el libro” fue lo que más lo cautivó.

Ambos creadores hablaron del inusual y fluido proceso de adaptación. Burman se sintió respaldado por Dolores Reyes, quien se convirtió en una especie de “biblioteca come tierra” a la que podía recurrir. “Muchas veces es un proceso muy complejo entre el autor y quien adapta la ficción porque hay algo de apropiación y de mirada y este fue como un proceso muy noble en ese sentido que ojalá pueda volver a repetir”, indicó.

Reyes, por su parte, contó su experiencia al visitar el set de grabación, confesando que fue un momento “muy fuerte, hasta medio lisérgico, ver a todos los actores mezclados, charlando”. La autora también forjó un vínculo especial con la protagonista, Lilith Curiel, con quien logró una gran conexión desde el primer encuentro.

CASTING

Burman enfatizó que la producción tuvo la libertad de Amazon para realizar un casting que priorizara la autenticidad sobre la fama. Buscaron a los rostros que “habitan esos barrios, que hablan ese idioma y que están cercanos a esas vivencias,” logrando una veracidad fundamental para la narrativa.

Al reflexionar sobre sus aprendizajes, Burman bromeó sobre su adaptación a la altura de la Ciudad de México, pero subrayó el valor de trabajar con una voz tan fuerte como la de Dolores Reyes: “No solamente saber respetar la voz, sino cómo integrarla, cómo escuchar, cómo preguntar”.

Finalmente, Reyes compartió el mensaje más importante de la obra. Su interés es que las mujeres que están buscando a sus familiares, a menudo solas e históricamente perseguidas, se den cuenta de que “no lo están y que alguien las ve y las escucha”, trascendiendo las fronteras geográficas de la violencia de género.