
Colombia se lleva muchos de los proyectos de región gracias a sus incentivos
La carrera global por atraer rodajes se acelera con incentivos cada vez más agresivos. En este escenario, España y Colombia se destacan por la claridad y madurez de sus esquemas, mientras que México, Brasil y Argentina corren el riesgo de rezagarse en un mercado en plena expansión.
Territorios como el Reino Unido migraron en 2024 a un crédito reembolsable (AVEC) con un 39% adicional sólo para efectos visuales (VFX). Australia elevó su Location Offset al 30%, mientras que Nueva Zelanda mantiene un 20% —con un “uplift” del 5% adicional— y Canadá conserva su esquema federal del 16% sobre nómina, apilable con créditos provinciales. Estos gigantes, incluyendo a EE. UU., destinan presupuestos mucho mayores a los incentivos, generando un terreno de competencia desigual.
Iberoamérica ofrece al mundo costos competitivos, ecosistemas técnicos en crecimiento y una enorme diversidad de locaciones. Zonas como las Islas Canarias se han consolidado como polos de atracción con incentivos muy potentes.
Entre las desventajas, destacan la inestabilidad regulatoria, cupos presupuestarios acotados y la dispersión de programas subnacionales sin una política federal unificada, como sucede en México y Brasil.
“En el escenario audiovisual internacional, los incentivos fiscales y financieros no son un lujo: son un factor decisivo para atraer producciones, generar empleos y fortalecer la competitividad de las industrias locales”, afirmó Steve Solot, presidente de Latin American Training Center y experto en incentivos.
Solot subraya que, en el caso del contenido en español, su implementación adquiere un peso estratégico por la amplitud del mercado hispanohablante y la creciente demanda de contenidos diversos en plataformas globales.
No obstante, advierte que la región enfrenta obstáculos graves: inestabilidad normativa, burocracia compleja y procesos de aprobación lentos y opacos. A esto se suman brechas en infraestructura y capacitación frente a mercados consolidados como el estadounidense o el europeo.
Colombia, pionera en la región con la aplicación de incentivos desde 2012, ha logrado madurez y diversificación en sus instrumentos. Administra tres esquemas principales:
FDC (Ley 814 de 2003): entre 2004 y 2024 entregó 1.592 estímulos por US$52,9 millones.
FFC (cash rebate): devuelve el 40% de servicios audiovisuales y 20% de logística.
CINA (crédito fiscal transferible): otorga un 35% sobre gastos audiovisuales y logísticos.
Hasta 2024, se han beneficiado más de 160 proyectos con CINA, generando inversiones acumuladas por US$425 millones y 133.349 empleos directos. Sin embargo, los cupos resultan insuficientes: el monto asignado para 2025 se agotará antes de finalizar el año, lo que plantea la urgencia de ampliar recursos.
Ciudades como Medellín y Cali se suman a Bogotá en la carrera por ofrecer mejores servicios e incentivos, consolidando un ecosistema competitivo.
España ha ganado terreno en Europa y se ha convertido en un imán para producciones de Latinoamérica y EE. UU. Su esquema combina deducciones nacionales con incentivos regionales:
Deducción nacional: 30% en el primer millón de euros y 25% en el resto, con tope de €20 millones por largometraje y €10 millones por episodio.
Canarias: el incentivo más alto, con hasta 54% en el primer millón y 45% en el resto.
Navarra y País Vasco: regímenes propios con ventajas adicionales.
En 2024, sin embargo, se registró una caída del 33,6% en la inversión extranjera frente a 2023. Aun así, Canarias lideró en atracción de proyectos, confirmando la fuerza de sus beneficios diferenciales.
Entre 2019 y 1022 se beneficieron 165 producciones internacionales. Estas producciones generaron un gasto de, al menos, 1.320 millones de euros con un impacto total en el VAB de 1.795,6 millones de euros. Por cada euro invertido, los incentivos retornan 9 euros a la economía española.
Con poco más de tres millones de habitantes, Uruguay ha sabido aprovechar su experiencia en publicidad y coproducciones. En 2019 creó el Programa Uruguay Audiovisual (PUA) con US$4 millones, que creció a US$12 millones anuales tras su éxito.
El programa ofrece cash rebate de hasta 27% sobre gasto local y exención del IVA (22%), lo que ha generado un aumento del 340% en semanas de rodaje. Su marco estable, seguro y con procesos simples de permisos lo posiciona como un destino confiable para producciones medianas e internacionales.
México es considerado el hub audiovisual de Latinoamérica por su historia, talento y escala de mercado. Sin embargo, carece de un incentivo federal para producciones extranjeras.
Actualmente opera el Eficine 189, un crédito fiscal destinado a producción y distribución nacional, y el cash rebate de Jalisco (hasta 40%), mientras que Ciudad de México concentra cerca del 80% de los rodajes. En 2024, el gobierno capitalino reportó una derrama económica de US$495 millones.
El desafío es claro: sin un plan nacional que otorgue seguridad y competitividad, México corre el riesgo de perder producciones frente a mercados más agresivos como Georgia (EE. UU.), Reino Unido o Australia.
Argentina avanza de forma fragmentada a través de incentivos locales. La Ciudad de Buenos Aires implementó un cash rebate del 25%. La iniciativa genera a la ciudad más de 23.000 puestos de trabajo y más de US$65 millones de inversión privada. Desde 2023 hasta la fecha hubo 26 proyectos impulsados.
Otras provincias que tienen cash rebate de aproximadamente el 25% son Mendoza, Jujuy, Misiones, Córdoba, Salta y Río Negro tanto para producciones locales como para coproducciones e incluyen películas, series, animación y documentales.
Sin embargo, la volatilidad macroeconómica y la falta de un esquema federal limitan el impacto de estas iniciativas.
Hasta 2024, Perú no contaba con incentivos fiscales para atraer producciones extranjeras, aunque sí con fondos concursables para proyectos nacionales. En abril de 2025, se promulgó la Ley 32309, que establece nuevos estímulos económicos y fiscales para el sector audiovisual.
La norma aún está en proceso de reglamentación, pero abre la puerta a coproducciones y posibles deducciones fiscales. Su éxito dependerá de la claridad de su implementación y de la continuidad política.
El mapa de incentivos en Iberoamérica es diverso y desigual. España y Colombia lideran con esquemas maduros y visibles; Uruguay ofrece estabilidad; Argentina y México dependen de programas locales; y Perú inicia un camino de reformas.
Según afirma Steve Solot “Los incentivos a la producción audiovisual son un catalizador indispensable para el desarrollo del contenido en español en un mercado global ferozmente competitivo. Las fortalezas son evidentes, pero sin políticas sostenidas y competitivas, los países hispanohablantes seguirán perdiendo oportunidades frente a mercados más agresivos”.
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