Eugenio Caballero, Anna Terrazas, Guillermo Vaidovits, Bárbara Enríquez y Enrique Chediak
Lograr acuerdos para tener un mismo camino, y que éste sea dictado por la historia, fue una de las conclusiones del panel Narrar desde la imagen con Eugenio Caballero, Bárbara Enríquez, Anna Terrazas, Enrique Chediak, moderado por Guillermo Vaidovits. La conversación, que reunió a las grandes ligas del trabajo con la imagen del audiovisual, tuvo lugar en el marco del Festival Internacional de Cine de Guadalajara.
“Cuando estás haciendo una película es importante construir un puente de dialogo profundo entre los creadores”, explicó Caballero.
Quienes hacen diseño de arte y vestuario, así como dirección de fotografía deben estudiar a fondo el guion y llegar a acuerdos para definir juntos la paleta de colores, la estética de cada capa, personaje o etapa histórica, o momentos claves en la historia. Los cuatro ponentes han trabajado juntos en grandes proyectos. Por ello no solo han construido dinámicas para trabajar en equipo sino que la sienten “su familia cinematográfica”. Así lo definió Eugenio Caballero.
“Esta es mi familia cinematográfica. Hemos aprendido el oficio juntos. Cuando llegamos, la dirección de arte o el vestuario no estaban considerados. También hemos aprendido de los directores y ellos han aprendido de nosotros. De lo que se trata es de tomarnos en serio nuestro rol y que esta conversación se abra, para sumar a la visión del director” explicó en el panel Narrar desde la imagen.
Eugenio Caballero es un muy reconocido diseñador de producción y director de arte mexicano. Recibió un Óscar por El laberinto del fauno de Guillermo del Toro. Ha participado en más de 30 películas, entre las más recientes Roma, Bardo, además de las series Cien años de soledad y Pedro Páramo.
Anna Terrazas es diseñadora de vestuario, con un trabajo reconocido en obras como Cien años de Soledad, Pedro Páramo, Eddington, Roma, 007: Spectre, Misión Europa, Atrapen al gringo, entre muchas otras.
El cinematógrafo ecuatoriano Enrique Chediak tiene un largo listado también. Entre otras, participó en la producción de American Southern -estrenada en 1995 y dirigida por John Joshua Clayton- como cámara y colaboró con el director de fotografía británico Anthony Dod Mantle. Fue director de fotografía de Una película de Minecraft.
La diseñadora de producción Bárbara Enríquez también ha participado en producciones de Hollywood como Resident Evil 3: La extinción, e hizo dupla con Caballero en el diseño de producción de Cien años de soledad, Roma, entre otras. En su currículum destacan películas como Crónicas, Rudo y Cursi, Mexican Gangsters, Sueño en otro idioma y The prize.
Comentó Caballero que hay películas que prefiere no volver a ver, porque en ellas hay errores que son resultado de los caminos diferentes que cada quien tomó, con lo cual, la película perdió fuerza. “Yo me fui por un lado, el director de fotografía por otro, la vestuarista por el suyo. Es importante armar esta comunicación sobre lo que estamos contando y qué sentimientos queremos mover en el espectador. Se trata de provocar una emoción”, dijo.
Argumentó que más que en función del gusto personal, deben estar en función de la historia. “Y en este sentido, es importante construir un puente de diálogo profundo entre los creadores”.
Anna Terrazas agregó a esta idea que ella cuando ve un guion, lo ve en colores y texturas. Explicó que es un trabajo que se hace por capas, cada miembro de una familia, por ejemplo, puede tener asignado un color, y este color debe tener un significado y expresar una idea. Igual con cada atmósfera, según la época o la situación.
Bárbara Enríquez agregó que hay que tener sentido de realidad al enfrentar un proyecto, y tomar en cuenta al presupuesto. “El reto es que esta idea que diseñamos sea posible con los recursos con los que cuenta el proyecto. La realidad de nuestro cine es tener presupuestos limitados. Hay momentos en que tienes que saber abrazar otras cosas”, explicó.
Afirmó que en la película Sin muertos no hay carnaval (Sebastián Cordero), la decisión sobre la paleta de colores, la definió Guayaquil. “Sabíamos narrativamente que Guayaquil era un personaje. Yo no voy a pelear con la paleta de Guayaquil, cuando esta paleta me habla. Fue esa paleta la que rigió todas las otras tomas de decisión. La idea es que todos entremos en el mismo juego”.
Un ejemplo, dijo, es que con Eugenio Caballero al trabajar en Roma, se inventaron un mundo y quien lo habita. “Podemos hablar de una historia entera detrás. Para mi la decoración es eso. En Roma era hablar de pequeños objetos que cuentan una historia y dan contexto”.
Explicó Enrique Chediak que siempre que llega a una producción, pregunta por quiénes serán diseñadores de producción, de arte, antes que saber quien es el talento. “Es una colaboración muy grande y rigurosa. Allí establecemos los limites, para ser libres dentro de esos limites”.
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