
El codirector Rodrigo Santos; Paulina Gómez Fernández, productora ejecutiva y guionista, además de hija de Chespirito; el moderador del evento, Arturo Magaña; el actor Pablo Cruz y la actriz Paulina Dávila
En el marco del Festival Internacional de Cine de Guadalajara se proyectó el primer capítulo de Chespirito: Sin querer queriendo, con presencia de Paulina Gómez Fernández, productora ejecutiva y guionista; el codirector de la serie Rodrigo Santos; el actor Pablo Cruz (quien interpreta a Roberto Gómez Bolaños como Chespirito) y Paulina Dávila (que interpreta a Graciela Fernández). Arturo Magaña moderó el foro, que tuvo lugar luego de la proyección.
La serie, un proyecto original de Warner Bros. Discovery, realizado de la mano de sus socios HR3 Media, Perro Azul y la familia Gómez Fernández, llevó seis años de trabajo. Estrenó por el servicio de streaming Max el pasado 5 de junio.
Uno de los temas que más destacó durante esta conversación fue el papel que jugaron los hijos de Roberto Gómez Bolaños (Roberto Gómez Fernández y Paulina Gómez Fernández) así como la familia en general, al poder trabajar de forma profesional un contenido con tantos significados afectivos y complejos, en un personaje tan icónico para México.
Paulina Gómez Fernández, confesó que durante el proceso de desarrollo les tomó años decantar la historia, por la dificultad en escoger cómo contarla en ocho episodios.
“Una de las menores fuentes fue mi propia memoria. Y de las fuentes más importantes, la memoria de mis hermanos. Lógicamente el libro con sus propias memorias, y también un montón de gente que lo conoció. Es una historia que se podía contar en 45 horas, que nadie iba a aguantar, por lo que hubo que escoger qué contar y cómo”, explicó.
Comentó que también fueron años de aprender a soltar, así como de tener una visión panorámica, separada de su visión personal. “Había que ser profesional y juntarse con profesionales para poder armar algo tan complejo”, dijo.
Uno de los momentos clave, recordaron, fue incluir un viaje que se hizo a Acapulco con la vecindad y la familia de Roberto Gómez Bolaños. Se trató de un viaje en el que compartieron ambas “familias”, la vecindad y la directa, del actor y productor. Esta convivencia, explicaron, resultó muy reveladora.
También comentaron sobre algunos cameos en los que se incluye a personas de la vida real. Uno de ellos, en el primer capítulo, es el mismo Roberto Gómez Fernández, quien interpreta a su abuelo, cuando su papá era un niño.
Los actores y actrices explicaron que muchas veces, al actuar, solo tenían que mirar la cara de Paulina o de Roberto, para saber si iban por buen camino.
“Es muy difícil cuando tienes una historia de alguien tan relevante como en este caso, porque hay que satisfacer al recuerdo y a la imaginación del público”, explicó el director Rodrigo Santos, tras comentar que tuvo mucha libertad para trabajar. Santos reconoció el trabajo que hizo el equipo técnico, así como del talento artístico.
Las series de época tienen retos complejos para retratar esas épocas. En este caso, el mostrar el paso por la vida de Roberto Gómez Bolaños desde muy niño hasta adulto, el reto fue aún mayor, porque no solo refleja el cambio de distintas décadas, sino en los personajes y a través de los diferentes actores que interpretan distintas edades de Roberto y Graciela, así como de Horacio, sin que el espectador sienta extrañeza.
Comentó el director que en particular, fue un desafío dirigir el trabajo de las dos parejas de artistas que interpretaron a Roberto y a Graciela, tanto de jóvenes como de más mayores. Explicó que el éxito del trabajo de Pablo Cruz y Paulina Dávila dependía de cómo anclaran la relación de amor siendo jóvenes los actores Iván Aragón y Macarena García. De lo contrario, no sería creíble.
“Entre lo más difícil se encuentra el construir un personaje entre dos o más actores, en el que pasan los años. Porque las personas cambian, pero hay pequeños detalles que se mantienen y dan unidad al personaje”, dijo el director. Entonces hubo el arduo trabajo de identificar estos detalles, construirlos y trabajarlos en la actuación de las parejas que dieron vida al mismo personaje, para que el detalle no solo fuera significativo, sino que la actuación fuera coherente.
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