Para Clarisa Quintero, filmmaker en La Bemba Visual Studio, la industria audiovisual se basa en la confianza del cliente o productor ejecutivo en que las ideas narrativas visuales serán ejecutadas con éxito y calidad, pero también con la confianza entre el mismo equipo de trabajo de que no causarán problemas durante el rodaje.
Por ello, expresa que los gigs se mueven mayoritariamente con base en recomendaciones. Sin embargo, explica que esto implica que es una estructura exclusiva y con ello, comenta que con la brecha de género puede generar distintos problemas.
Quintero comenta que este escenario cambia cuando se crea abundancia de oportunidades. Mencionó ejemplos como el del gobierno británico, en el que inversionistas privados y otras vías de recaudación financiaron en 2017 el BFI2022 Action Plan, el cual planea en cinco años promover y expandir el cine en el país con producciones más diversas y equilibradas.
“En el programa del BFI, Future Film Skills, se han otorgado entrenamientos pagos para que amateurs recién graduados se entrenen en distintos departamentos de películas para Lucas Film. Otras plataformas como Netflix han creado programas de entrenamiento como ‘Grow Creative UK’, y hay productoras que hacen estos entrenamientos de manera interna o crean lazos con escuelas de cine para acelerar la experiencia de los estudiantes en sus producciones. Aunque sigue siendo exclusivo para aquellos que tienen la capacidad económica de estudiar la carrera, es un primer paso” explicó.
En cuanto a los avances en la industria, Quintero señaló que hay más abundancia de oportunidades a través de Internet.
“Los estudiantes audiovisualistas que no han logrado entrar al círculo de producciones cinematográficas, o aquellos sin dinero para ir a escuelas de cine, usualmente terminan trabajando haciendo videografía para comunicaciones corporativas, publicidad digital, canales de Youtube o cuentas de RRSS. Es el pequeño y mediano negocio el que mantiene vivo ese loco sueño de ganar dinero haciendo narrativas visuales, con los problemas económicos que eso acarrea, ya que usualmente no tienen el presupuesto para hacer las producciones como dios manda” dijo.
En relación con los obstáculos que frenan al talento joven, Quintero considera como principal el elitismo.
“El Tercer Cine quiso romper con eso un poco, diciendo que aunque grabes con luz natural, una sola cámara y equipo mínimo tu compromiso con la temática es lo que lo hace cine. No importa qué tan grande sea la cámara con la que grabas. En mi opinión, los jóvenes son los que tienen más oportunidades ahora de hacer lo que quieren, ya que tienen el know-how del Internet y tienen el tiempo para participar de gratis en producciones más pequeñas para ir aprendiendo del oficio y haciendo conexiones” opinó.
A su juicio, otro de los problemas es que el talento entrenado se va. Por eso, cree que hay que mejorar las condiciones para padres y madres audiovisualistas y autónomos, así como también financiar producciones independientes más allá de las grandes ciudades y consolidar la relación de la audiencia con el cine desde temprana edad.
“La idea es promover el consumo de películas que no sean espectáculo. Si solamente las películas millonarias con superhéroes y A listers son las que ganan dinero en taquilla, el problema de la exclusión se ahondará” resaltó.
Quintero se ha dedicado a realizar tutoriales para amateurs sobre edición de reels en Instagram y comenta que la recepción ha sido una grata sorpresa para ella.
“Gracias a Youtube eso se fue abriendo un poco, pero aún se necesitaban equipos para hacer videos. La presencia de TikTok ha cambiado la dinámica completamente, ya que no importa si se ha grabado con el móvil. Instagram ha cambiado toda su app para competir contra ellos. Hay una guerra multimillonaria por tu atención y desde el 2020 hemos visto cómo esto ha incentivado una revolución en la imagen cultural. Algo que ni siquiera el Tercer Cine soñó hacer, ya que se elimina al middle man entre audiencia y personaje” indicó.
Igualmente, explicó que “ña representación de la imagen de la persona común ya no está en manos del pequeño grupo con capacidad de hacer cine, ahora está en sus propias manos y él o ella tienen el poder de mostrarse como quieran. Yo estoy asombradísima con las habilidades cinematográficas que están volviéndose conocimiento común y corriente como la creación de guiones, composición de planos, iluminación, actuación, grabación de sonido, arte, edición, efectos, etc.”.
Quintero dijo que en su curso quiere transmitir a sus estudiantes que, más alla de ser influences o impulsan un pequeño negocio, están aportando a la democratización de la imagen.
“Hay películas de miles de euros que han tenido menos visualizaciones en cine o festivales que un reel que grabaste en tu cuarto. Si al final el objetivo del cine y el audiovisual es ser visto por la audiencia, los reels y tiktoks van ganando mucho” señaló.
Finalmente, resaltó que no abandonará su sueño de hacer películas, pero está consciente de que no es su prioridad. “Soy una inmigrante de un país con problemas económicos llegando a otro que tampoco está tan bien. Hacer cine es un compromiso de al menos tres años sin ninguna seguridad económica. Más bien, para que te financien proyectos tú tienes que pagar una parte. Aunque duela en el alma, el cine no es mi prioridad en este momento” concluyó.